La hija de mi madre ya ha sufrio lo que se le tenía designao

y una se quiere un poco, para no autoinmolarse...

miércoles, 14 de abril de 2010

Otra vez el primer día

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Releo lo que escribí aquel día, la única entrada de este blog (que todavía no ha sido dado a conocer) y con tristeza y con cariño, sonrío.

No fue el primer día del resto de mi vida. Después de ese día, y sabe la realidad (que para mí es lo más alto y lo más ancho) que mis intenciones aún maceradas, llenas de fe y perfectamente provistas de tesón, no han sido bastante y no he sido capaz de no sufrir más. He fracasado en este propósito. Ha sido en parte porque soy una soñadora, y siempre creeré (esto no es negociable) que la gente cambia, que los hombres pueden ser atentos y cariñosos, y que el amor verdadero no es una cosa sólo de película y que un día me va a pasar a mi. O quizá si es así es porque no acepto la realidad. El sufrimiento proviene de no aceptar la realidad. Cuando uno recibe lo que es con los brazos abiertos, cuando no se opone a lo que es, aún no siendo satisfactorio, no se pelea con la realidad y por lo tanto, no sufre. Sea por uno de estos motivos, por los dos, o por otro que el cansancio no me permite acceder a él o no me ha sido revelado en este tiempo, no importa, sigo pensando que sufrir se va acabar. Pero sigo, y me propongo enfrentar tan magna acción, otra vez y mil más. Deseando y trabajando porque esta sea la definitiva, y sino, pues mire usted, camino que se anduvo.
Porque sí, porque yo lo valgo, porque me da la real gana, y porque basta ya de tanto vegetar y de tanto transcurrir. Que lo único que sabemos es que un día tiene 24 horas, pero no cuantos días de 24 horas tendrá nuestra vida, que eso sí sabemos seguro, es UNA. Que no, que no quiero seguir peleándome con lo que es y se acabao.

Que no nos quieren, pues ala, no nos quieren. Eso es todo. El, tiene la oportunidad de encontrar a una persona a la que si quiera y a nosotros, otra porción de lo mismo. Pero lo de llorar, y pedir, y explicar, y san Dios, que no, que pa qué. Que el otro entiende todo pronto y completo, que nadie es tonto. Qué ojalá fuesemos tontos, pero que no lo somos. Y si no quieren darte algo, es porque no te lo quieren dar y san se acabó, y las mujeres pa esto tenemos mil fabulaciones y respuestas y versiones y protección solar pa los días de lluvia. Deberíamos aprender de los hombres o simplemente ver lo que dicen. Lo que dicen los hombres suele ser verdad. Nos gusta interpretarlo, le añadimos valor o explicamos porqué dijeron lo que dijeron o porqué no lo dijeron, pero no hay nada que interpretar: ellos suelen ser bastante honestos, bien con sus palabras (no siempre lo son con las palabras, pero siempre con sus actos. Si un tio no te invita al cine, no está deseando invitarte al cine y todo lo que podemos pensar acerca de porqué no ha llamado. Todo lo que pensamos sirve para tomar un café con tu amiga, para nada más. No te llama porque no le da la gana, porque no quiere o porque no se muere sin verte, eso es todo. A mi nadie me obliga a que me guste el helado de dulce de leche, porque me gusta y porque eso soy yo. Así que jopo, a esperar la buena, que llegará, porque lo sé, porque confío y porque la belleza siempre llega, aunque tengamos que pasar duros inviernos.
Y si, da mucha pena que las cosas no sean como imaginamos, como deberían, como nos merecemos, pero son aún mejores, son maestros, putas maravillas de aprendizaje y entrega. Las cosas no son como queremos, son aún mejores, son como son.

Compañeros de fatiga, os deseo el menor sufrimiento posible. No hace falta una hipoteca de 35 años para comprar la vida, la maravilla, la belleza, lo que es, lo que esta pasando en Telecinco, que qué más dará lo que hagan, si estuviéramos más claros que toda la confusión que criticamos.






SilviNa Magari.


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