La hija de mi madre ya ha sufrio lo que se le tenía designao

y una se quiere un poco, para no autoinmolarse...

jueves, 29 de abril de 2010

Películas de Amor

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Estoy triste. Los hombres siempre piensan que estás enfadada cuando estás triste. Y no tiene nada que ver. Estar enfadada es querer estrellar tus zapatos preferidos contra cualquiere pared porque todo te da igual. Mientras que estar triste, es sentarte y descubrirte acariciando unos zapatos que no te han llevado donde querias, por donde estaría bien haber paseado o bailado o, simplemente, pasado.
Podría estar enfadada, pero no, estoy triste. Creo que he visto muchas películas de amor. Os acordais? Yo tengo ya 31 años, y la gente que somos de esa generación, sobre todo las chicas, recordaremos que había dos pelis, no, tres pelis que eran de amor y que marcaron nuestra infancia.
Pretty woman. Ella era puta y descuidada, vida despreolija, no muchas ambiciones. Y aparecería él. Después de tratarla como a una princesa, había un problema y se separaban. En la películas el hombre pensaba y sabía lo que valías y sólo le importaba el amor, ni el orgullo, ni el que dirán. En las películas no había otra posibilidad de camino que los brazos de ella. Pretty woman, y tú con diez años, y claro te creías que existe el amor verdadero y que siempre gana y que los hombres quieren a las mujeres y van a buscarlas cuando hacen las cosas mal.
Luego está Ghost, todos hemos visto ghost. El la quería después de la muerte, siempre, mucho, hasta al final.
Y Dirty Dance. No importa que seas fea, que seas de otra condición social, no importa nada. Si eres buena y tienes paciencia, te pasan un montón de cosas buenas y el amor te corresponde y lucha y se queda contigo, para vivir.

Todo es mentira. En estas películas deberían habernos explicado que la gente prefiere mantener el orgullo intacto que el amor a su lado.

Yo sabía que los hombres perfectos y educados y sensibles de las pelis, eran de las pelis. Eso no es por lo que estoy triste. No estoy triste porque no haya hombres como en las películas. No es eso. No tiene nada que ver con eso. Hay hombres maravillosos aunque no sean perfectos. Yo no soy perfecta, nadie lo es. Además no creo que te puedas enamorar si no hay cosas maravillosas. Siempre se habla de lo que no es maravilloso, pero lo grandioso siempre es más y por eso lloramos y queremos. Y un hombre no tiene que tener la nariz perfecta para quererle, es más, le quieres más por su nariz preciosa y grande. Yo lo que digo es que qué falta hacía engañar asi. Por qué nadie nos explicó que a nadie le importa el dolor del otro y que la gente puede vivir sin la gente que dijo que no podría vivir.

Porque me han hecho creer, ahora hablo sólo por mi, que existe el amor verdadero y que en el último momento el llega al aeropuerto para que ella no se vaya, o sube trepando con flores y toca la ventana de su casa, o te espera a la salida del trabajo y se arrodilla y te dice que quiere pasar el resto de su vida contigo. O hace algo, aunque no sea tan peliculero, pero hace algo para no morir, para que no te mueras.
No estoy loca ni soy una flipada, me lo hicieron creer y me lo he creido.

Y yo creo que la vida real es maravillosa, y que la cruda realidad es maravillosa, y que ver el telediario es maravilloso, pero necesito una prueba, una señal de que no me lo he inventado todo...

La prueba aunque no me la den, la espero. Confío que no es así. Confío en los finales felices, y por lo tanto, en que los finales no existen.

Llámame tonta, esa soy yo.


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miércoles, 28 de abril de 2010

Nombres distintos para la misma soledad.

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El lunes, en Príncipe Pío, en lo que era la estación del norte, un señor mayor, pero no tanto, no podía bajar del taxi, apoyándose en su bastón logró a duras penas cruzar los dos semáforos y ya en la cera de enfrente, casi se cae, sino fuese porque una mujer lo agarró por el brazo cuando intentaba sentarse en la silla de una terraza. Probablemente se sentó, no porque le apeteciese un café con leche fría, sino para descansar por haber bajado de un taxi y haber cruzado la calle.
El martes, un perrito muy pequeño llevaba una de sus pequeñas patitas con una escayola muy grande. Rengeaba. Quería acudir a saludar a los que iban llegando al cumple, pero no podía. Su madre y su padre, Tapón y tapa, si podían saludar a los que íbamos llegando, pero él, corcho, se quedaba a dos pasos menos de su pretendida meta.
Hoy, miércoles, me he ido a ver LOS TOROS DE GUISANDO, yo sola con el coche, porque la tarde era preciosa y porque no había estado nunca y Patricia me había explicado lo que allí fue firmado. Llegué y sólo había un coche y una mujer, de 30 a 40 paseando por el lugar delimitado por piedras y praderas donde los toros se encuentran, bien porque allí estuvieron siempre, bien después de su congregación y rescate. La mujer me dice que si le puedo hacer una foto. Solemos pensar que la gente sola, no está sola. Su marido estará en el baño, su amiga habrá ido a por una botella de agua. Pero no estaba sola como yo. Claro que cuando tú vas solo no te parece relevante en caso alguno.
Le pregunto que si le gusta la historia. Me dice que claro, que si no qué haríamos viendo los toros. Después de esto, sin que yo se lo pregunte. Sí, ya sé que suelo propiciar diálogos y preguntar para saber y para que la gente sea feliz, pero en este caso fue self service. Me cuenta que es de Orense, y que está recorriendo, ella sola en coche desde Galicia, todos los lugares importantes en la vida de Isabel la Católica. Me explica donde nació Isabel, la guerra civil por el hermano pequeño de Enrique IV, donde enterraron a no sé quién en Avila, etcétera.
Cuando se le acaba Isabel, vuelve a los toros indignada de que a la gente no le parezcan preciosos, considerando que tienen más de 20 siglos. Yo no sé mucho de historia, así que hablo de la energía y de sitios especiales. Hablo de Notre Dame. Me dice que si me hace una foto. Le digo que no, que vivo al lado. La beso y le deseo suerte. Me olvido de preguntarle el nombre. Y mientras me siento en las piedras mirando las montañas y el atardecer, la saludo con la mano, sonriendo completamente, casi enérgica porque sé que lo llamemos Isabel la Católica, o leer, llegar temprano al trabajo, todos ponemos nombres a tanta soledad y tanto miedo. Todos nos caéremos, todos llevamos muletas más grandes que las heridas lícitas y todos, todos nos inventamos, nos agarramos a proyectos para que parezca que las cosas funcionan. La broma cósmica, es que tenemos todo. Es que podemos contar con nosotros mismos. Que si no podemos ir a saludar, vienen; que si nos caemos, nos ayudan agarrándonos del brazo; y que, increiblemente, ella se tenía a ella en su viaje, y yo a mi, en el mío.


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viernes, 23 de abril de 2010

Iba abrigada, pero ha salido el Sol

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Hoy ha salido el Sol. No soy de las que van a las terrazas cuando sale el Sol. Las terrazas me gustan por la noche, o por la tarde, sin Sol y sin zapatos. Por las mañanas me gusta estar detrás de las ventanas, salga el Sol por donde salga. De hecho, preferiría que mantuvieran los espacios excluidos de la apertura y el mundo caracol, pero no, las puertas de los bares siempre están abiertas de par en par cuando empieza el buen tiempo.
Antes me ponía manga corta y chanclas al primer rayo de Sole. No, no, no. Os acordais? Primero nos dábamos una vuelta por el barrio, o cojiamos el metro a lo normal, y si veíamos más de dos chicas con chanclas, al día siguiente te sentías segura y con razones, y te sentías acompañada para pasar de estación y ponerte tú también chanclas. O te asomabas a la ventana. Si, la gente va de verano, y te dirigías al armario sin verguenza a por ese vestido, joder, que hacía un año que no te ponías. Es genial volver a ver tu ropa de verano. Es emocionante.

En el amor es igual. No decimos ni decidimos cuando nos gustan las terrazas. Lo que hacemos, más bien, es lo de las chanclas. Ser razonables, intentar no desentonar, mantener la cabeza encima de los hombros.
Ultimamente todo apunta a que eso es lo que debería de hacer. Pero no, no pienso. Yo en el amor soy como en las terrazas, no como con la ropa de verano. Voy a seguir siendo yo en el amor sin mirar a los de al lado. Sin preguntar si es sensato llorar por las calles o no haberme casado. Me seguiré emocionando viendo el final de las peliculas moñas, me seguiré sintiendo la persona más afortunada del mundo cuando me dices algo bonito y seguiré creyendo que la vida puede ser una pelicula. Ayer no lo creía, hoy sí. Hoy sí. Eso sí, las cosas que tengo que mejorar no se me olvidan. Pero hoy me siento enamorada de la vida, de ti, de mi. Y llevo jersey de manga larga pero pantalones cortos, y estoy dentro de un bar con vidrieras grandes y se me apagó la compu pero el blog este buena gente había guardado lo que había escrito, asi que todo está en su sitio.



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jueves, 22 de abril de 2010

La FE

Hoy es un día raro, pero no quiero contar por qué.
Pienso en las palabras del libro más genial que he leído nunca.
Pienso y lo entiendo, pero me abandona la enseñanza, abandono lo que entiendo, y sufro.

TODO SUFRIR ES MENTAL. SE PUEDE PADECER UN FUERTE DOLOR SIN NINGUN SUFRIMIENTO. SER UN AMANTE DE LO QUE ES, AUN EN MEDIO DEL DOLOR, ESO ES EL CIELO.
LO QUE LA GENTE LLAMA RENDIRSE, REALMENTE ES DARSE CUENTA.
LLEGUE A VER QUE MI SUFRIMIENTO RESULTABA DE DISCUTIR CON LA REALIDAD.

Podría irme a una casa enfrente de un pantano madrileño o a mirar el atlántico con este puñado de frases y ahí estaría todo. Lo que ocurre, probablemente, es que cuando volviese, volvería a llorar cuando duele, y volvería a querer controlar lo incontrolable y a buscar el amor fuera de mí.

Pero, después de todo, después de hoy, en medio de estas ganas de pasar de página, creo que a veces lo consigo. A veces me siento enamorada, me siento una con lo que está pasando, no comparo y sé que es lo mejor, porque es lo único posible y porque me siento bien no teniendo una idea de oposición a lo que está ocurriendo. Lo que está ocurriendo no te está ocurriendo a ti, en contra tuya. No. Está ocurriendo para ti. Está ocurriendo para mi.
Aún en momentos de aparente dolor, de objetivo desastre, no hay nada equivocado.

Esto de escribir y que nos leamos es como sacar la silla a la puerta de tu casa y hablar, y ver pasar y qué pasa.
Este es mi camino, cada uno andará y anda, con suerte, el suyo. Todos válidos. Sobretodo, los que no se dedican a seguir el camino de otros. No digo enriquecerlo con el testimonio de otros, ni dejando que puertas que no sospechábamos se nos señalen, decía seguir, copiar, no cuestionarse. Supongo que tener fe era fantástico. Hoy no tengo mucha, y por eso creo, que estoy empezando a tenerla.




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Un bessso.

miércoles, 14 de abril de 2010

Otra vez el primer día

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Releo lo que escribí aquel día, la única entrada de este blog (que todavía no ha sido dado a conocer) y con tristeza y con cariño, sonrío.

No fue el primer día del resto de mi vida. Después de ese día, y sabe la realidad (que para mí es lo más alto y lo más ancho) que mis intenciones aún maceradas, llenas de fe y perfectamente provistas de tesón, no han sido bastante y no he sido capaz de no sufrir más. He fracasado en este propósito. Ha sido en parte porque soy una soñadora, y siempre creeré (esto no es negociable) que la gente cambia, que los hombres pueden ser atentos y cariñosos, y que el amor verdadero no es una cosa sólo de película y que un día me va a pasar a mi. O quizá si es así es porque no acepto la realidad. El sufrimiento proviene de no aceptar la realidad. Cuando uno recibe lo que es con los brazos abiertos, cuando no se opone a lo que es, aún no siendo satisfactorio, no se pelea con la realidad y por lo tanto, no sufre. Sea por uno de estos motivos, por los dos, o por otro que el cansancio no me permite acceder a él o no me ha sido revelado en este tiempo, no importa, sigo pensando que sufrir se va acabar. Pero sigo, y me propongo enfrentar tan magna acción, otra vez y mil más. Deseando y trabajando porque esta sea la definitiva, y sino, pues mire usted, camino que se anduvo.
Porque sí, porque yo lo valgo, porque me da la real gana, y porque basta ya de tanto vegetar y de tanto transcurrir. Que lo único que sabemos es que un día tiene 24 horas, pero no cuantos días de 24 horas tendrá nuestra vida, que eso sí sabemos seguro, es UNA. Que no, que no quiero seguir peleándome con lo que es y se acabao.

Que no nos quieren, pues ala, no nos quieren. Eso es todo. El, tiene la oportunidad de encontrar a una persona a la que si quiera y a nosotros, otra porción de lo mismo. Pero lo de llorar, y pedir, y explicar, y san Dios, que no, que pa qué. Que el otro entiende todo pronto y completo, que nadie es tonto. Qué ojalá fuesemos tontos, pero que no lo somos. Y si no quieren darte algo, es porque no te lo quieren dar y san se acabó, y las mujeres pa esto tenemos mil fabulaciones y respuestas y versiones y protección solar pa los días de lluvia. Deberíamos aprender de los hombres o simplemente ver lo que dicen. Lo que dicen los hombres suele ser verdad. Nos gusta interpretarlo, le añadimos valor o explicamos porqué dijeron lo que dijeron o porqué no lo dijeron, pero no hay nada que interpretar: ellos suelen ser bastante honestos, bien con sus palabras (no siempre lo son con las palabras, pero siempre con sus actos. Si un tio no te invita al cine, no está deseando invitarte al cine y todo lo que podemos pensar acerca de porqué no ha llamado. Todo lo que pensamos sirve para tomar un café con tu amiga, para nada más. No te llama porque no le da la gana, porque no quiere o porque no se muere sin verte, eso es todo. A mi nadie me obliga a que me guste el helado de dulce de leche, porque me gusta y porque eso soy yo. Así que jopo, a esperar la buena, que llegará, porque lo sé, porque confío y porque la belleza siempre llega, aunque tengamos que pasar duros inviernos.
Y si, da mucha pena que las cosas no sean como imaginamos, como deberían, como nos merecemos, pero son aún mejores, son maestros, putas maravillas de aprendizaje y entrega. Las cosas no son como queremos, son aún mejores, son como son.

Compañeros de fatiga, os deseo el menor sufrimiento posible. No hace falta una hipoteca de 35 años para comprar la vida, la maravilla, la belleza, lo que es, lo que esta pasando en Telecinco, que qué más dará lo que hagan, si estuviéramos más claros que toda la confusión que criticamos.






SilviNa Magari.


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